domingo, 18 de noviembre de 2012

Romper el silencio...


Podría jugar a romper el silencio.
Podría decir que mis venas se han roto.
Quisiera poder sentir el amargo silencio de una noche fuera del espejo.
Soy solo la muerte que se hace huesos
¿Quisieras verme en pleno anochecer donde mi alma muere?
Podría envenenar los sentimientos.
Podría correr hasta llegar a la ciudad de los lamentos.
Soy solo un eterno muerto.
Letras que no tienen ningún nombre, ningún significado.
Quiero morir por escribir tan apagado como las cenizas de un antiguo fuego.
Entre cigarrillos el amor se hace tan viejo
¿Podría yo vivir en este tormento?
Mi suicidio solo es el escape perfecto
Podría sentir la respiración de su cuerpo
Me está siguiendo…
Podría caer en el fondo del abandono
En las lágrimas de los cantos ajenos
Déjame morir pequeño y amando lamento.

sábado, 10 de noviembre de 2012

El irremediable crecer...

Laughing children, the world is better
Laughing children, the world is better Por Hector Durr
Jesus Ernesto a la izquierda y Jesus Alejandro a la Derecha.
              Hace poco, antes de dormir pensaba en lo maravilloso que sería volver a ser niño. Tener esa magia entre los ojos, una imaginación sin fin, un mundo irreal para las almas grises y sin sabor que los adultos a veces, si es que la mayoría del tiempo logra tener en sus irremediables responsabilidades.

                Y es que al momento que vamos creciendo vamos perdiendo esa preciosa magia que nos rodea, como si fuese un líquido que se va agotando con el pasar de los años. Es un hecho irremediable del crecer, del ser adulto y empezar a dejar atrás los juguetes, la imaginación, la libertad de sonreír en los momentos donde todo es gris y aun así no parecer un insensible que no siente que el mundo se está autodestruyendo entre su propia codicia y maldad.

                Ser niño, creo es la etapa más maravillosa que un ser humano puede vivir, creo que por eso, al ver que un niño no lo disfruta mi alma pierde un pedazo de su ser, de su gloria o quizá tal vez de su propio corazón. Tengo 20 años, estoy en ese momento de la vida, donde no se realmente si sigo siendo niño, o un adulto. Mi mente infantil sigue allí aferrándose como un alma que no desea salir.

                Pero después vienen esos atropellos que la vida de un adulto conlleva, Facturas, trabajo, relaciones amorosas, estudios y temas tan aburridos como la política, los crímenes que en tu ciudad se cometen, o la inseguridad que azota tu país.  

                Recuerdo, que cuando era niño me encantaba leer, entrar en el fantástico mundo de Hogwarts y viajar entre la guerra que parecía ser interminable entre Voldemort y Harry Potter, en compañía de sus dos más fieles amigos, Hermione Granger y Ron Weasley. O viajar al Amazonas en compañía Alexander Cold y su entrañable amiga Nadia Santos, los elementos de magia, naturaleza y aventura de ese fantástico mundo que Isabel Allende logra plasmar en su obra la ciudad de las bestiaslibro que me llevo a conocer el Amazonas y vivir mi propia aventura. Fue fantástico.

                El convertirme en adulto, y tener nuevas responsabilidades a llevado nuevamente a atropellar esa alma de la lectura, muy poco tiempo tengo para volver a leer, vivir como le llamo yo. Y es que no necesito viajar, ni tener dinero, ni ser alguien importante, Sino leer, escribir, tomar fotografías, y continuar jugando. Soy un soñador, porque el mundo cada día me pega una cachetada demostrándome una vez más  que soy adulto, un estúpido adulto que debe preocuparse por las cuentas por pagar. Y ver que mis libros siguen allí sin leer, olvidados por el tiempo y el polvo.

                Por eso, me niego a ser niño, a llegar a esa etapa obligada de ser adulto. Para mí no es difícil volver a imaginar con Jesús Alejandro (6 años) ser un superhéroe, o formar las teorías mas alocadas sobre un mundo irreal, o con Jesus Ernesto (11 años), hacerle cosquillas hasta tener ganas de orinar por las rizas que nos causamos el uno al otro. Sigo siendo niño, muy en el fondo me aferro a esa edad, donde el mundo no es gris, donde la felicidad se logra con una simple y sencilla sonrisa, donde el orgullo y el odio no existen, donde el amor es compartir magnificas aventuras y abrazos sin cuentagotas.

                Quiero ser niño, quiero volver a leer los libros que desee, en el tiempo que desee, quiero imaginar, quiero sentir nuevamente. Me niego rotundamente a crecer...

viernes, 2 de noviembre de 2012

El Cuervo, De Edgar Allan Poe.

Halloween Raven
Halloween Raven, por Carlos E. Herrera
Edición de Hector Durr. 
Una vez, al filo de una lúgubre media noche,
 mientras débil y cansado, en tristes reflexiones embebido,
 inclinado sobre un viejo y raro libro de olvidada ciencia,
 cabeceando, casi dormido,
 oyóse de súbito un leve golpe,
 como si suavemente tocaran,
 tocaran a la puerta de mi cuarto.
 “Es —dije musitando— un visitante
 tocando quedo a la puerta de mi cuarto.
 Eso es todo, y nada más.”

 ¡Ah! aquel lúcido recuerdo
 de un gélido diciembre;
 espectros de brasas moribundas
 reflejadas en el suelo;
 angustia del deseo del nuevo día;
 en vano encareciendo a mis libros
 dieran tregua a mi dolor.
 Dolor por la pérdida de Leonora, la única,
 virgen radiante, Leonora por los ángeles llamada.
 Aquí ya sin nombre, para siempre.

 Y el crujir triste, vago, escalofriante
 de la seda de las cortinas rojas
 llenábame de fantásticos terrores
 jamás antes sentidos.  Y ahora aquí, en pie,
 acallando el latido de mi corazón,
 vuelvo a repetir:
 “Es un visitante a la puerta de mi cuarto
 queriendo entrar. Algún visitante
 que a deshora a mi cuarto quiere entrar.
 Eso es todo, y nada más.”

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...