martes, 30 de octubre de 2012

El renacer de Agni, Dios del fuego. Capitulo II: Despertar


(Puedes leer el primer capitulo: Demonio Aqui)
In the Darkness Fire
- Hector Durr

Mientras sus manos huesudas destruían mi carne, mi cuerpo sentía un dolor tan fuerte en cada centímetro que lo rodeaba, ella miro directo a mis ojos y pude el ver el placer que ella sentía causándome ese ardor tan insoportable. Su sonrisa macabra se hizo presente a través de las sombras, como la dulce tormenta de grandes vientos y demonios que se acercaban a ella.

Mis ojos se encontraban muy abiertos por el pánico que no dejaba mi cuerpo respondiera de ninguna manera posible. Lentamente con su mano derecha acaricio mi herida y una sonrisa tonta se escucho de su boca, mientras volvía a subir su mano macabra y la llevo hacia ella, esos labios tan rosas carmesí se mancharon rápidamente del color vino tintó de mi sangre, por sus gemidos que se escuchaban tan ahogados y apagados por el dolor que ella me causaba pude sentir como un micro orgasmo llegaba a ella, porque su piel se hizo dura y sus músculos se expandieron como un demonio cuando pego sus pechos desnudos -¿Cuándo se había desnudado, ella estuvo en algún momento vestida?-

Un sonido extraño como un leve “crack” que retumbo en mis odios, y note como sus dientes afilados se clavaban en mi cuello, sentí placer en vez de dolor. Recordé tantos momentos que en mi vida había pasado.

La dulce voz de aquella joven dama de piel canela con sus grandes pechos desnuda ante mi cuerpo, sus gemidos retumbantes en la cama que juntos compartíamos…

Mi madre, la hermosa mujer que me había criado con sudor de su propio hacer, y el olor de su recién hecha tarta de vainilla rellena de chispas de chocolate.

Era niño, y disfrutaba el jugar en los jardines secos de un antiguo y mal decorado colegio, pero era feliz, una niña de piel blanca como la luna ofrecía sus manos para pasear por el campo lleno de bichos.

Me escondía bajo la cama mientras un pequeño niño de cabello amarillo me buscaba, sus gritos ahogados de desespero por  no encontrarme, hasta que salí  a su encuentro. –Hermano no  hagas trampa, yo soy pequeño aun, tu eres grande-

Por un momento volví a encontrarme en la tétrica habitación rodeado de los brazos de aquella maldita mujer, su cuerpo frio como el hielo podía sentirlo en mi piel que se encontraba tan sensible y pálida por la tenue luz que se colaba por la solitaria ventana de la habitación donde ella me estaba devorando.
Sentí como mi cuerpo iba perdiendo todas sus energías, y mis ojos ya no podían mantenerse abiertos, fui cerrándolos mientras ella despegaba sus afilados colmillos y pude ver sus ojos rojos antes de dar el último suspiro, y mi corazón un último palpitar.

-Corre, Corre, Héctor hay fuego en la casa Héctor-
¿Mama donde estas tengo miedo…- Le busco por el salón, pero el humo era tan obscuro que nada podía ver.

Los llantos de una mujer desesperada se escuchaban en la lejanía, mientras el cuerpo de un niño era devorado por la llamas del infierno…

Mis ojos abrieron y el sonido lentamente llegaba a mi cerebro, estaba detrás de aquella extraña mujer pálida, pero ella estaba devorando mi cuero, la sangre hacia un charco gigante en la habitación manchando los libros que había dejado desparramados por el suelo la noche anterior.

Ella estaba saboreando mi corazón, lo había sacado de mi cuerpo, mis ojos estaban vidriosos en la penumbra, y ella no se había dado cuenta, yo había renacido atrás como un demonio mas… 

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