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El renacer de Agni, el dios del fuego
Por Hector Durr |
Desperté esa noche
sobresaltado, mi cuerpo se sentía pesado por el mal dormir, un olor muy fuerte,
como de azufre se sentía en el tenue ambiente de la pequeña habitación, revise
mi teléfono y eran las tres de la mañana, pensé en lo ridículo que es levantarse
a esta hora cuando se tiene clases mucho mas tarde, respire profundo y cerré
los ojos nuevamente.
Estaba en aquel estado donde los sueños se confunden con
la realidad, cuando en el silencio de aquella lúgubre habitación, un suspiro
logre escuchar, mire rápidamente en la oscuridad, intente captar algún
movimiento, pero todo se encontraba en paz, -Y ahora me encuentro asustándome por simples ruidos, perfecto,
terminare en el manicomio de la calle 56- Pensé con una leve sonrisa de
ironía, mientras mis sentidos no lograban captar el cambio tan letal que en el
ambiente lograba sentirse.
Un grito ahogado se escucho en la distancia, mientras
rápidamente todo mi torso intentaba levantarse, pero no logre hacerlo cuando un
golpe dio de lleno en mi nariz, sentí como la sangre empezó a brotar y se
colaba entre mis labios, ese sabor metálico con el leve toque dulce y amargo,
caí en un estado casi inconsciente de nuevo en la cama, decidí no moverme,
estaba paralizado por el miedo, no lograba ver nada todo se encontraba en
oscuridad y el dolor palpitante donde el golpe había dado era insoportable.
-Querido, no te conviene jugar esta noche…- La misteriosa
voz se encontraba en mi cabeza. –
-Joder, ¿Qué
deseas?- Gemí sin fuerzas – No tengo dinero, ni mucho menos cosas de valor,
pero puedes llevarte todo, solo soy un
simple universitario-
-Humanos,
tan simples y melancólicamente hermosas en la triste realidad del peligro, son
bellos los humanos, lástima que solo piensen en esos pequeños juguetes
materiales cuando no se dan cuenta que tienen algo mas valioso, su propia
vida- Su voz de serpiente sonaba
nuevamente entre mi cerebro, algo tan extraño, y jodidamente retumbante.
Sentí sus
frías manos recorrer mi cuerpo, como si lo examinara en búsqueda del placer de
un amante. Mi cuerpo estaba totalmente paralizado por el miedo,-“¿Quién era
aquella mujer? ¿Qué buscaba? ¿Era una psicópata que intentaba jugar de forma
macabra como esas películas gore?”- Me
levante rápidamente, con la intensión de sorprenderla y darle con mi puño
derecho en su estomago, pero el sonido del aire rajarse por la velocidad de
aquella mujer en moverse hizo que mi intento de escape fuese en vano.
-Vamos a
jugar, vamos a jugar y sangre vamos a derramar- Ella empezó a cantar, su voz
era suave y dulce, como una soprano en su pleno apogeo, sin explicación alguna
ella dejo de hacerlo y el silencio volvió a caer sobre la habitación, solo pude
escuchar mi respiración fuerte y alterada. –“Hector estas soñando, esto no puede ser real, ¿o sí?, yo no creo en
estas co…”- Mi pensamiento fue interrumpido cuando sentí sus labios en mi
oreja su aliento era de hojas húmedas y
muertas cuando llego hasta mi olfato, quede paralizado. Por una extraña razón
mi cuerpo no respondió a ninguna de las instrucciones que mi cerebro le
enviaba, solo sentí un deseo irremediable de entregarme a ella, como si de un
títere se tratara.
Ella volteo
mi cara lentamente, y empezó a lamer la sangre que brotaba de mi nariz, me fije
en la belleza de aquella daba, tan pálida, que parecía ser transparente como si
su cuerpo no existiera, no tuviese cabida en este mundo. Lo más parecido a un fantasma,
o a un alma sin cuerpo
Lentamente
ella sonrió, y con esa misma sonrisa ella clavo sus uñas largas como metal
sobre mi piel, estaba desgarrándola y el dolor era increíblemente insoportable
mientras sentía como la sangre iba mojando mis ropas, su sonrisa macabra aun allí
seguía, y mi cuerpo se estaba debilitando…